El Premio Nobel de Economía 2014, Jean Tirole, sostiene que el bitcoin es un activo que no tiene un valor intrínseco, por lo que los precios en los que se mueve en la actualidad no son sostenibles.
El prestigioso Tirole cree además, que esta criptomoneda no contribuye al bienestar ni al bien común de la sociedad.
Tirole destaca en el Financial Times que su escepticismo no proviene de la blockchain, la tecnología que está detrás del bitcoin. «Esta innovación es bienvenida y tiene aplicaciones útiles, incluida la ejecución rápida y automática de contratos inteligentes. Lo que me preocupa son las criptomonedas en sí mismas» explica este economista.
Un activo sin valor intrínseco
«El bitcoin es una pura burbuja, es un activo sin valor intrínseco, su precio caerá a si la confianza se desvanece. De forma indiscutible, hay ciertas burbujas exitosas y duraderas: el oro (cuyo valor excede en mucho el precio que se obtendría si se tratara como materia prima y con fines industriales/decorativos) o incluso el dólar, la libra o el euro», explica el Nobel de Economía.
La historia de los mercados está plagada de burbujas que terminan en crashes, desde los tulipanes holandeses en 1630 hasta las innumerables burbujas bursátiles e inmobiliarias. «Nadie puede decir con certeza que el bitcoin explotará. Podría convertirse en el nuevo oro. Pero no apostaría mis ahorros en él, ni querría que los bancos operasen con bitcoin».
«El bitcoin puede ser un sueño libertario, pero es un dolor de cabeza real para cualquiera que vea las políticas públicas como un complemento necesario de las economías de mercado. Todavía se usa demasiado como vía para la evasión fiscal o el blanqueo de dinero. ¿Cómo van a implementar políticas contracíclicas en un mundo donde el dinero es privado?», se pregunta Jean Tirole.
Cuidado con las ICO
Advierte también el economista francés sobre las Initial Coin Offering (ICO), proceso a través del cual una compañía vende una serie de ‘tokens’ que permitirán a su dueño acceder en unas determinadas condiciones (en principio, ventajosas) a los productos o servicios que serán desarrollados por la compañía. Esta emisión de ‘tokens’ se lleva a cabo para que la empresa obtenga el capital necesario para desarrollar el producto o servicio.
«Siglos de experiencia nos han enseñado el valor que tiene discernir el fraude o los proyectos de bajo valor. Diferenciar y controlar los bienes públicos desde el punto de vista de los inversores… para financiar las ICO, las firmas emiten tokens que compran los inversores».
«A menudo se comparan con acciones, pero los tokens no confieren derecho a voto. Además, si la distribución de dividendos se denomina en tokens, en lugar de dólares, las fichas nuevamente son burbujas puras, y su valor puede caer a cero independientemente del éxito de la empresa».